Qué facil es decir: "Qué asco de vida, qué horror, no puedo con esto...", en definitiva, caer en el victimismo. Olvidamos que hay una parte grande de nuestra vida que construimos nosotros. En nuestro pequeño mundo nosotros somos quien gobierna. Aunque me temo que muchos no somos conscientes de que realmente gobernamos nosotros o podríamos hacerlo. Otros, ni siquiera nos elegimos en las elecciones unipersonales para proclamarnos presidentes de nuestro territorio único. Votamos en blanco o elegimos a algún partido externo que, desde fuera, decide por nosotros, es decir: un padre, una esposa, una novia, un amigo, un hermano o cualquier ser o entidad ajeno a uno mismo. No, si es que es mucha responsabilidad eso de gobernarse... Entonce echamos poderes fuera y luego nos quejamos.
Yo creo que aún no alcanzo a verlo en toda su magnitud, porque bien se ha encargado todo el mundo (sociedad, estado, familia) de demostrarnos lo contrario, pero la capacidad que tenemos de moldear nuestra vida es enorme. Los límites, a mi entender, están en los múltiples catecismos de un color y otro, que viven en nuestra mente.
Creo que un gran enemigo del autogobierno es la huida del dolor. No me refiero a no intentar calmarlo, por supuesto, sino a mirar hacia otro lado y no querer saber nada de él. Cuando es físico se ha producido por algo emocional en un tanto por ciento altísimo, y si es emocional, pues ya sabemos... En ambos casos, busquemos el origen: un peso que llevamos como una losa desde hace tiempo, una tensión que algo nos provoca y no hemos sabido resolver, un desamor que nos desborda y se ha convertido en dolor, primero de alma y quizá después de pecho, de garganta...
Busquemos, con paciencia, con amor (fundamental). Fácil no es. Cómodo tampoco. Pero sí gratificante. Yo al menos, cuando vuelvo a conectar conmigo después de haber estado perdida, me siento otra vez en casa, en mi piel, en la talla que me corresponde; aunque duelan un poco los ajustes. Aunque parezca extraño, es dulce recuperarnos, reconocernos, aun a costa de integrar nuestro lado no tan luminoso. Es dulce dejarse sitio a uno mismo, después de tiempo y tiempo de intentar desplazarnos. Mucho más que vivir anestesiado y alejado del dolor. No seamos ingenuos, la anestesia también anula el placer.
8 comentarios:
Hay veces en que el dolor es un cómodo refugio. Para mí la liberación surge cuando "por las malas" decides vivir en lugar de sufrir.
Besos
Javi
Hola Ana,
Qué placer pasear por estas tierras minúsculas. Soy Laura, una chica que asistió a un taller tuyo de Danza-Juego. Aún recuerdo la experiencia tan agradable que viví ese día. Recibí un mensaje con la dirección de tu blog y me encontré con este rinconcito mágico donde las palabras son bálsamo y a la vez agitan las conciencias dormidas. Da gusto leerte Ana. Me siento muy identificada con tus pensamientos y sentires. Y te vi totalmente reflejada en el blog a cuando te conocí en vivo y en directo: serena pero con gran fuerza interior y como toda la gente sabia e inteligente, natural y humilde. A ver si volvemos a coincidir en otro taller que organices. Estás invitada a pasear por mi blog: http://lagarabatarebelde.blogspot.ccom Si entras, siéntete como en casa. Serás recibida por un montón de palabras mágicas que saldrán a recibirte como mereces. Un abrazo "minúsculo" que abarca todo el Universo. ; ) Laura Garabata.
Perdona Ana, se duplicó una "c" en mi dirección de blog:
http://www.lagarabatarebelde.blogspot.com
Que bien lo describes Ana.!!!
Y si, hay que saber traspasar el dolor o al menos canalizarlo y saber vivir con él, saber para qué nos sirve y si lo estamos utilizando de mala manera. A veces también es importante no enfrentarnos a él sino saber convivir con él a nuestro lado.
Pero las influencias externas son como una gran losa como tu dices, a veces se mezclan y no sabes donde empiezan unas y acaban las otras...
Una excelente reflexión guapa
Un abrazo
Javi! Qué alegría leerte por aquí. Sí, hay gente o hay veces que nos anclamos ahí. Por eso yo distingo entre dolor y sufrimiento. Cuando algo duele en mi opinión es mejor vivirlo y traspasarlo claro, si no lo traspasas ya es sufrir por amor al arte ;) (o porque no sabes cómo salir, no seamos injustos).
Un abrazo grande.
ana
Laura,
a ver si soy capaz de salir de la nube que has dibujado a mi alrededor para poder contestarte. Me sobrepasa todo lo que me dices, la verdad. Me alegra un montón que te guste el blog y sintonices con él y agradezco en el alma las cosas tan generosas que me dices. Pues sí, ojalá coincidamos en un taller pronto porque no acabo de ponerte cara, imagino que este domingo no puedes... Seguro que después del veranito habrá más. Hice una visita rápida a tu blog, escribes de maravilla!, pero tengo que pasar más despacito. Así que hasta muy pronto. Un abrazo gigante en el que caben muchos mundos minúsculos ;)
ana
Pluvisca
hola, guapa! Sí, si se intenta evitar, yo creo que se enquista. Y lo de las influencias, no es fácil, pero tenemos en nuestra mano darles o quitarles poder y se siente uno también cuando es dueño de sí mismo...
Un abrazo!
ana
Mejor ser valientes y no quedarse siempre mirándonos de lejos.
Muy buenas y estimulantes reflexiones, gracias :)
Besos
Ximo. Refrescante tu visita por aquí :). Luego paso por tu casa que tengo una respuesta pendiente de algo que vi esta mañana.
Me encanta estimular :). Un beso.
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