25 de noviembre de 2010

CATARSIS I

No puedo más
los números se me suben a la cabeza, se me cuelgan de la garganta
y me ahogan.
No puedo más con este vacío de archivar y desarchivar
tarea absurda y fuera de cualquier mínima pasión.
Intento, he intentado, sé que intenté en un principio
con muy buenas intenciones (tanto intento...)
llevarlo bien, convencerme de que al menos me permitía tener la cabeza en otra cosa: puedo escuchar la radio, música!!! Yupi... Mentira! No es que pueda hacerlo, es que si no lo hago sucumbo, que es distinto.
Voy todo el día conectada a mi mp3 como suero en vena...
cultura, información, música...
píldoras que aplacan momentáneamente al menos, este síntoma que primero fue leve, suave, mientras se mezclaba con el calmante llamado "uf, y menos mal que encontré esto"
y poco a poco, mes a mes, cada vez más agudo
este dolor de no poder poner nada de nada de nada
DE NADA
en esta actividad (y ya sé que hay quien puede decir a esto que en todo se puede poner algo y que hay que amar lo que uno hace y blablabla, pero bueno... es que esto es una CATARSIS, hombre!).

Hay días que me revuelvo, me agito, saldría corriendo
o saltando,
sé que esto es quizá egoísta, que a millones de personas no les gusta su trabajo,
pero no dejo de sentir lo que siento:
una cadena pesada e invisible que es la que impide que coja mi bolso y mi abrigo y cruce la puerta.
Pero a pesar de tanta agitación
lo peor creo que es un efecto secundario no tan perceptible a veces:
un lento enmudecimiento de mis endorfinas
un paulatino descenso de mi iluminación interior
una inquietante transición del color al blanco y negro,
al blanco y negro
al blanco y negro.................................................

20 de noviembre de 2010

Reflexiones en la almohada

¿Cuántas vidas hacen falta para cambiar? Tantas que no sé si con tu alma de gata será suficiente. Curioso lo difícil que es mudar la piel y lo fácil que es romperse, aunque desde fuera no se note ni un rasguño (¿o sí?). Mudar la piel es un acto consciente que llega después de haberse vuelto muy flexible y de aceptar el dolor que supone despegarse de la propia armadura. En cambio, romperse es todo lo contrario. Uno aleja la vulnerabilidad para no sentir el dolor y se vuelve duro como el cristal. Y así, siendo de cristal, es muy muy fácil hacerse añicos.
Creo que sigo escondiendo a la niña que cree en cuentos de hadas detrás de la bruja mala.
¿Cuántas máscaras más te tienes que quitar para ver una cara que no conoces en el espejo?

17 de noviembre de 2010

Danzajuego en las ondas...

¡Empezamos por el final! Por el pasado sábado 13 de noviembre; como lo voy haciendo a salto de mata ha salido así, luego subiré los anteriores. Es mi sección en el programa "De todo un poco" de Radio Enlace, para que sea muuucho más fácil escucharla. Disculpas a mis compis de programa, que por cierto tiene cosas muy chulas para el que se anime a escucharlo entero (tenéis el enlace a la derecha), pero para el que no se anime... aquí estoy yo!

Paraguas huérfanos de lluvia

Los días de lluvia siempre hay un considerable número de paraguas que miran sorprendidos hacia la persona que los sostiene, ya que sienten claramente que no hay agua que parar. Es curioso. Es una muestra más de cómo en ocasiones hacemos las cosas guiados por la masa, sin comprobar por nosotros mismos lo que está ocurriendo realmente. Si extrapolamos, seguro que encontramos un buen surtido de ejemplos. ¿Algún paraguas que quiera dejar aquí sus ideas? Perdón, quise decir algún amado lector...