31 de diciembre de 2010

Queridos lectores:

Ando con mil (bueno, ya serán diez como mucho)apuntes, notas e ideas en mi cabeza para volcar aquí, pero estas vacaciones que acaban ya han sido poco afortunadas en ese sentido. No ha llegado la energía para esto. Pero no quería dejar pasar este día sin comunicarme con vosotros, ya sois un poco mi familia virtual y siento mucho teneros tan abandonados últimamente, y más cuando me apetece mucho escribir, pero las horas del día son las que son y mi capacidad de organización no es tan buena como mi capacidad de dispersión, con esta última podría ganar algún premio.

Entonces, a pesar de ser antinavidad, soy humanita y me acaba tocando la fibra por algún lado (bueno, de hecho creo que a los que somos antinavidad nos toca más la fibra y precisamente por eso...) y me pongo un poco melosa, así como cuando te has tomado unas cervecitas, pero sin haber bebido y me apetece deciros que me encanta que estéis ahí, que me motiváis mucho a escribir (fijaos lo que haría sin motivación, jajaja) y es un pequeño milagro que a desconocidos como yo que no hemos publicado nada nos lea alguien, un milagro que agradezco y me hace muy feliz.

Gracias sobre todo por poner en letritas vuestro corazón, que es lo que siento que hacéis. Y también a los que lo ponéis en ojitos. Así que, familia de mi cuaderno luminoso, os deseo montañas de AMOR en todas las direcciones y en todos los sentidos posibles. Es la pócima que más cura cuando uno se atreve a bajar la barrera. Cogiéndoos de la mano, como en el corro de la patata, os lanzo este deseo. AMOR para 2011 y 12 y 13...