17 de diciembre de 2007

¿Blanca, dulce?

Una amiga que perdió a su padre en agosto
dos amigos que se acaban de separar
y sus hijos
otra amiga que lleva un año llorando a su madre
mi padre se fue hace ya años pero...

Otra vez sin pareja en fin de año
sigue sin hablarse con su hermano
este año no, no pienso cenar con tu madre
sí, su abuelo está en el hospital.

Creyentes
no creyentes
tragando saliva
de puntillas por el calendario.

Y una gigante mirada de desconcierto
inunda el cielo
desde mi más absoluta pequeñez.

12 de diciembre de 2007

Analfabetismo emocional

Y ahora de qué me sirven
la geografía, las matemáticas, la historia...
¿Qué hago,
elevo al cubo tu cariño
o divido por mil mi falta de tacto?
O mejor hallo la hipotenusa
de nuestro triángulo: tú, yo y la incertidumbre...

Quiero olvidar los ríos, las preposiciones,
los tiempos verbales,
y saber manejar mis emociones
o al menos que no me manejen ellas a mí.

Quizá, quizá
yo sea muy mala alumna en esa asignatura
puede que hubiera suspendido
incluso repetido curso.
Pero no soy la única
si no, ¿por qué medio mundo toma pastillas para:
no morirse, no matar, poder dormir, estar de pie,
sonreír de vez en cuando?

Y de los que no tomamos pastillas habitualmente
muchos, muchos,
vivimos en un continuo preescolar
haciendo garabatos
que nunca llegan a convertirse
en dibujos
y viviendo un continuo ajetreo interno,
que de niños era bonito
pero después de años de andar deshojando margaritas
a uno se le queda un cuerpo de barco
que ya siente el oleaje aunque esté en tierra.

Ya sé que la vida es una escuela.
Es que si no
todavía estaría deshojando la primera margarita.

14 de noviembre de 2007

La belleza, esa gran desconocida

(Uf, qué largo me ha salido, yo en internet no suelo leer cosas tan largas, vosotros veréis...)

Hoy he conocido a un feo. Y es extraño que yo califique a alguien así, porque no suelo encontrar gente que me parezca fea. Reconozco que escribir esta palabra me incomoda un poco, siento cierto pudor. Pero al mismo tiempo quiero dejar la realidad desnuda, o el juicio, porque al fin y al cabo no es otra cosa. Sus facciones cercanas al mono me llevaron a pensar primero que era un hombre poco cultivado, un poco paleto, para decirlo sin tapujos, pero en cuanto le oí hablar supe que me equivocaba, es entonces cuando pasó a ser sencillamente feo. Bueno, no, sencillamente no.
De las ocho personas que me acompañaban en esa reunión, sólo había una cuya sonrisa me secuestraba: el baile lento y rítmico de sus facciones; de cada milímetro de su rostro, para componer el ángel que llevaba escrito en sus ojos. Estaban en juego todos los músculos de su cara, diría más, todos los átomos de su cuerpo. Y creo que eran ellos los que enviaban a los átomos del mío una corriente vital, una sensación de veracidad, de que había frente a mí un ser humano que mostraba un trocito de su alma, sin pintar, sin operar ni maquillar. (Y yo, creo que soy un poco cursi, no va a quedar más remedio que reconocerlo, y estas cosas me emocionan mucho, mucho.)
¿Era feo? La luz que salía de él nublaba a todos los demás, que aunque no eran especialmente guapos tampoco eran feos. Pero ¿quién nos ha enseñado lo que es la belleza?, ¿quién lo sabe? No sé, yo también me hago un jaleo, sólo sé que aún colocándole en ese rango en un principio, después, mirándolo, hubiera querido tener una varita mágica para borrar a todos los demás de aquella sala y dedicarme al feo. A mirarle, escucharle, descubrirle. Ahondar en los atisbos de ternura que escapaban de sus ojos. Pero sin varita sólo pude admirarle hasta que acabó la reunión, evitar una urgente visita al baño para intentar coincidir unos momentos y después de un par de preguntas mías entre dos montañas de timidez, camino del metro, un pensamiento traicionero o realista que dice, vamos, es absurdo, no le vas a pedir el teléfono, entonces se bifurcan los caminos y tras una despedida breve, mientras mi mente pretendía estar ya en otro sitio, acababa de girar cuando escucho: encantado, y no tuve tiempo, no encontré ya la forma de volver a girar la cabeza. Y se quedó bailando dentro de mí, un "sí, yo también".

4 de noviembre de 2007

Incierta,
paseo por el pequeño libro
que me regalaste,
acariciando en sus páginas
tu frente,
rezando sus poemas
como mantras mágicos
que pudieran llevarme contigo
traerte a mí.
Si al menos
al cerrar los ojos
visitáramos esta noche
el mismo sueño.
Si tristeza
llanto,
si alegría
se arremolinan contentas mis lágrimas.
Ya casi no tengo esperanza
de dejar de ser
algún día
MUJER DE AGUA.

4 de octubre de 2007

MIEDO

Maldito aliado,
me acompaña sin cansancio
en los peores
y en los mejores momentos.

Compañero infernal,
se me agarra al estómago
con dedos de hierro
y me parte por la mitad.

Huracán de fuego,
le basta un segundo
para arrasar con todo
lo que día a día,
con mimo y dolor
he cosechado.

Viento del diablo,
¿mi cuerpo...?,
un diminuto muñeco
a tu merced.

Tú marcas el paso
y mi carne llora en silencio,
mis poros helados te veneran.

Fiel enemigo,
a tu lado soy quebradiza
como una rama seca;
fino papel en blanco
con ojos asustados,
que ni siquiera una coma
imprimo,
ni un NO ni un ¡ay!
ni un ¡BASTA!...

Déjame que escupa
el veneno verdinegro
que mora por mis venas.
Déjame al menos,
miedo,
que te maldiga esta noche.

Mañana, ¡luz divina!
te harás el dormido,
mas yo bien sé
cuánto te asusta una mujer despierta.

Os traigo, creo que por segunda vez, un poema antiguo. El miedo ha estado siempre conmigo de una forma contundente. Hoy he recordado este poema porque prácticamente hubiera podido volver a escribirlo, al menos en esencia. Aunque afortunadamente ya no es como antes, él está ahí, al acecho, y cuando bajo las defensas, intenta devorarme. Porque el miedo, para no usar eufemismos, devora. Y desde luego no lo digo sólo por mí; devora al mundo entero. Hay que luchar, amar, contra él. No permitir que se coma nuestras ilusiones en un banquete de mal entendida cordura.

2 de octubre de 2007

Cuando uno intenta cambiar de rumbo

Para Jose Ángel

Bajo mis pies, nada.
Aire. Vacío. Camino sin hacer.

Dentro de mi cabeza, todo.
Principios, finales, sueños, miedos,
tentativas, dudas, ideas, tormentos, más dudas,
alegrías, intuiciones, desvaríos:
madeja enredada donde no hay espacio
para el descanso.

Y de repente una pequeña luz
alumbra la zona más insospechada
y una suerte de paz se asoma a mi alma
fuera de toda previsión,
tanto, que no la quiero
lucho
me resisto
esto no es lo planeado...

pero esa calma extraña se me sube a la espalda
y se mece entre mis costillas,
no puedo eludir su abrazo,
qué descanso...

14 de septiembre de 2007

No quiero saber nada
de las esquinas del tiempo
que rompen
el olor a fruta reciente
que podemos ser cada mañana.

6 de septiembre de 2007

Sigo enGloriada

Quiero amar a mares
que me resbalen las riñas
los enfados
ser tonta
de tan buena,
elegir beso en vez de torta.

Quiero amar a mares
hacer aviones de papel
con mis miedos,
que son los que pintan lanzas en mis manos,
e irlos tirando uno a uno por el balcón.
Despidiéndome:
"Adioooooós miedo a volar,
adiós miedo a amar,
adiós miedo al miedo..... adioooooooós.
Me quedo aquí sin vosotros
blanda, abordable, amable del verbo amar.
Creo que sólo tengo una vida
y me falta tanto por amar.

Quiero que vuelva Gloria
que me firme algún libro
darle un abrazo y decirle
cuánto me gusta. Siempre me dolió
descubrirla poco después de que se fuera.
Por si me escuchas, Gloria,
te dedico este poema
que ni yo misma sé si es mío o tuyo.
Pretenciosa me pueden llamar,
bueno.
Sé que vino el primer verso a mi mente
directamente del corazón
y después pensé en ti.
Quizá te he imitado un poco
ya contigo alrededor.
Bueno.
No pretendo que no sea así.
Tengo la extraña costumbre
de ser tan sincera
tan de decirlo todo
que me transparento
a veces.
Esa soy yo.
Cuando uno se transparenta
no todo puede ser bueno.

Insisto.
Quiero amar a mares.
Romper los tristes acuerdos de mi niñez
y amar
a
mares.

5 de septiembre de 2007

GLORIA FUERTES


Otra a EE.UU.

Aquí se vende de todo
palillos eléctricos,
virgos de plástico,
comida para perros,
comida para gatos,
comida para ciervos,
cocidos enlatados.
Casas con ruedas,
ataúdes con ruedas,
corazones con ruedas.
Guantes para albañiles,
guantes para peones,
guantes para gigantes.
Gafas para dormir,
gafas para picar piedra,
gafas para picar cebolla.
¡Gafas para picar cebolla!
¡Gafas para picar cebolla!
¡Gafas para picar cebolla!
Aquí, donde la atómica
¡se venden gafas para picar cebolla!

Del libro Garra de la guerra, editado por la magnífica editorial Mediavaca, que os invito a visitar: http://www.mediavaca.com/Ultimas/libros/fichas/3ficha.html

Es la primera vez que lo hago y no creo que sea la última. Me refiero a lo de colgar poemas de otros. Gloria Fuertes es una de mis preferidas, tiene una frescura y una sencillez impresionantes, y una ironía muy peculiar y a mi juicio muy valiente. Es conocida sobre todo por su poesía infantil, tiene mucha y muy interesante poesía para adultos: social, de humor, de amor; estos últimos son especialmente bonitos. Os invito también a conocerla con estos enlaces. Espero que la disfrutéis.

http://www.gloriafuertes.org/ http://amediavoz.com/fuertes.htm

27 de agosto de 2007

La comparación o el veneno autoinoculado

(Taller de pintura)

Terrible momento
el de mirar alrededor
y ver todo lo que no somos
no tenemos.

Qué colores...
y esa forma
podía habérseme ocurrido a mí...

Es un instante amargo
de calor en las mejillas
de ceguera abismal.
Es el momento
de recoger mis ojos
mis alas
mis hojas,
de replegarme
y leer en mi interior.
Leer mi historia
y leérsela al mundo
como está
sin maquillar.
Aunque me parezca
que no es más que un grano de arroz
en el fondo de un cuenco.

15 de agosto de 2007

Desabrocharme de mi máscara, aunque sea por un momento

Quiero irme lejos,
muy lejos,
donde nadie me alcance.

Perderme
desconocerme
anticiparme a mis palabras
dejar de beber el agua
de todos los días.

Despeinarme.

Romper el hilo de mis pensamientos.

Que el viento del mar
entre en mi materia gris y la sacuda
como el amor agita el corazón dormido.

Lejos, lejos
de todo
de mí.
El mundo es ancho,
no hace falta que camines
con pies pequeños
y voz queda
como si no quisieras
despertar al dragón.

31 de julio de 2007

¡Hágase la luz!

No sé si será una forma más de egocentrismo, del que adolecemos unos cuantos humanos, pero estoy observando una vez más que en la apasionante aventura de ir conociendo a alguien, sus ideas, sus bromas, sus silencios, sus gustos..., en esa aventura, decía, uno también se va descubriendo a sí mismo: "Ah, mira, esto es nuevo, hace un tiempo no hubiera reaccionado así. Qué bien" o "Mmm... ya está aquí otra vez el fantasmita de turno, a ver cómo le doy esquinazo". Lo maravilloso es poder ir mirando todo esto que pasa sin asustarse para poder seguir viendo y viendo... y así infinitamente, para ir poniendo luz en las zonas oscuras, que es la metáfora que a mi gusto mejor define la toma de conciencia.

Hay oscuridad, y entonces miedo, y uno no mira porque... qué habrá ahí; o bien cuando uno ve de refilón algo que no quiere mirar y ¡pumba!, ¡a la habitación oscura! Y entonces el cuarto oscuro, al que nunca se entra, se va llenando más y más, por lo que cada vez da más pereza entrar a ordenarlo, máxime cuando antes de eso habría que atravesar un miedo que cada vez se transforma más en pánico. Pero la sorpresa es que cuando se pone un poquito de luz (y dos ojos bien abiertos para mirar, claro está), se descubre que no es para tanto, que es un poco lo de siempre, lo de todos (aunque uno sea tonto por consolarse, si es que eso es cierto...); que con un poco de cariño, otro poco de paciencia y algo de reflexión, no hay oscuridad que se resista.

Antes, al hablar de la aventura de conocer a alguien, no mencioné la cara oscura de los demás. Aunque a veces al principio (y otras hasta el final) nos resistimos a verla, siempre está ahí, y el ejercicio anterior de encender la luz nos puede venir muy bien para iluminar también el cuarto del que tenemos enfrente, que a veces nos empeñamos en negar, pero otras lo vemos con una nitidez y una claridad con las que nunca veremos el nuestro.

En este baile de claroscuros lo mejor es abrazarse muy fuerte con los ojos cerrados para después abrirlos y dejar que la luz nos bañe y nos desnude y una vez humanos, temblorosos, descubiertos, reírnos enteros: por la pequeñez que nos invade, por la grandeza que besa nuestra piel, por la flor que cada día podemos abrir.

21 de julio de 2007

Diminuta en ti

Me gustaría poder viajar contigo
escondida en el bolsillo de tu camisa
pegadita a tu pecho
arrullada por el suave canto de tu corazón.

Es ese deseo entrometido
de abarcar tu soledad
de saber cómo callas
cómo respiras,
cómo late tu corazón
y sonríes cuando la belleza del mundo se come tus ojos.

En tu camisa
pero en realidad dentro de tu piel
para estar entre bambalinas
cuando te estremezcas
cuando descanses y sueñes
cuando sientas amor por cualquier ser o cosa
y cuando el dolor quiebre tus mejillas
o la rabia desate tu sangre.

Quiero, dulzura,
entrar en tu bolsillo,
en el bolsillo de tu piel,
y quedarme a vivir allí una de mis vidas
(las otras las necesito para abrazarte, para escucharte y para reírnos).

13 de julio de 2007

Sensores insensibles o el baile del retrete (de señoras)

Entras. Se hace la luz. Uy qué bien, piensas. Y cuando ya estás en posición de intentar no mancharte, es decir, con los pantalones remangados para que no se mojen en el suelo infecto, sujetándolos en los muslos para que no se caigan a ese mismo suelo, midiendo la distancia entre la taza y tú para no rozarla y vigilando que no se caiga el bolso que has colgado precariamente del pomo porque ¡no hay percha!, entonces y sólo entonces, se va la luz como ha venido, por su propio pie.

Descubres, con la sabiduría que da la emergencia, que agitando el brazo en el aire durante un rato, vuelve, y te sientes como Karajan dirigiendo tu propio concierto. Pierdes la concentración, así no hay forma. Te acuerdas de todo el árbol genealógico del dueño del bar, pero te sientes en el fondo un poco Dios con el toque mágico de tu brazo.

Antes de medio minuto se repite la operación. Vas cambiando de brazo para aprovechar y hacer algo de ejercicio. Cuando, después de tres horas más o menos, por fin has terminado y vas a lavarte las manos, tienes que entrar y salir varias veces (ahora no se te ocurre lo de agitar la mano) porque aquí en lugar de medio minuto la duración es de aproximadamente quince segundos. Por supuesto, acabas lavándote a oscuras. Abres el grifo, cuando has puesto las manos bajo el chorro ya se ha ido. Y tus manos empiezan una carrera absurda para correr más que ellas mismas. Después de un rato y mucha mala sangre consigues semilavarte. Lo de secarte ni lo contemplas.

Sales de allí, por supuesto sin luz, y con una sensación de absurdo total. Ante esta situación de cómic junto a tu cabeza se dibuja un globo lleno de exclamaciones e interrogaciones, de rayos y bombas.


Aunque este es un caso algo extremo, me ocurrió hace unos meses. Pero es común que sin llegar a tanto, las luces de los servicios públicos estén programadas para lapsos de tiempo ridículos, que no tienen ninguna relación con el tiempo real que se necesita. Y desde luego les diría unas palabritas a los responsables. Intentar ahorrar, que no sé si al final ahorran tanto, a costa de la incomodidad de sus clientes dice muy muy poco de ellos. En fin, son tantas las cosas que en un momento dado querríamos cambiar y tan difícil hacerlo, que en el camino vale la pena reírse un poco. Pero a veces se consiguen cosas, y me he alegrado mucho cuando hace unos días escuché la noticia de que a partir de ahora se regula por ley la temperatura del aire acondicionado en las empresas (creo que es sólo en las empresas), y se deja así de tener temperaturas de Polo Norte aquí en Europa.

Hoy he visto un ángel

Para Luis

Estaba comprando en una tienda pequeña, de esas que ya casi no quedan. Un hombre alto y de voz grande, que rondaba los sesenta, me atendía. No había nadie más que yo, supongo que era una hora poco habitual y un comercio poco frecuentado. No sé bien cómo, me vi contándole que había dado un giro profesional para intentar dedicarme a lo que me gusta. Enseguida mostró un gran interés y empezó a animarme con mucho cariño, casi como si fuera su hija (o quizá con su hija no lo habría hecho, quién sabe).

Empezó a decir cosas como “al campo no hay que ponerle puertas”, “no hay que rendirse” y otras similares que no recuerdo. Yo le observaba con ojos cada vez más abiertos y con una emoción que también crecía. Un desconocido se implicaba en mi arriesgada decisión y me animaba, sin pedírselo, sin siquiera haberlo imaginado. Parecía magia. Y lo mejor no era que lo hiciera sino que lo hacía a manos llenas, poniendo su alma.

Entonces me contó cómo había dejado él un trabajo bien remunerado y considerado porque decidió que quería pasar más tiempo con su hija y su mujer, y cuando le preguntaron en la empresa si no estaba contento con su empleo, dijo sí, está bien, pero quiero ir en busca de mi felicidad.

Esto no pasa muy a menudo, ni que alguien tenga el valor de hacer lo que él hizo y mucho menos que se entregue a un desconocido de esa forma. Pero no lo he soñado, me ha pasado esta misma tarde. Me ha llenado de felicidad, he sentido su fuerza y su apoyo, y una alegría inmensa por cruzarme con un ser humano como él.

O quizá fuera un ángel.

Pues este ángel se lo quiero dedicar (y quién ha dicho que los ángeles no se puedan dedicar, ¿eh?) a mi amigo Luis, que está en un momento parecido, y que en realidad es otro ángel.

2 de julio de 2007

Leo hace dos o tres días en el 20minutos (periódico gratuito que se distribuye en varios puntos de España), en una sección que se llama "A mí me hace feliz..." y en la que escriben los lectores:

(A mí me hace feliz) ...que Lorena, el amor de mi vida, venga desde Barcelona a vivir conmigo en Madrid. Arturo.

En otros momentos de mayor lucidez (o enajenación, no estoy segura) no lo veo tan drástico, pero reconozco que en ese instante lo que pienso es:

¡Que alguien me convenza ahora mismo de que tiene sentido vivir sin amor...!

30 de junio de 2007

Recopilándome

Durante años dispersa
deshilachada.
Trozos de mi esencia
de mi más profundo y querido yo
perdidos, deshabitados, famélicos
dormitaban
pensando que una enfermedad terminal
acababa con ellos.

Gracias al cielo,

no,
gracias a mí,
poco a poco
estoy encontrando mis piezas del puzzle
y las voy uniendo…
Mi corazón se reacomoda
se ensancha, se estira y pone a prueba sus músculos
de pronto tiene sitio para respirar
incluso para crecer.

Y mientras me recopilo
y doy forma a la que soy
una dulce sensación:
me gusto
esta sí soy yo
no me vuelvo a abandonar.
Ni el dinero ni el deber ni las ideas protectoras de nadie
me van a separar del camino
que me lleva hasta mí.

23 de junio de 2007

40 titanes o un giro mental

Me sujeto,
con la fuerza de
40 hombres,
aplacándome
atándome de pies y manos
para no reaccionar otra
otra otra otra vez
de la misma forma que siempre.
No quiero hacernos daño
al menos a ti,
y quizá yo,
de paso,
madure.

40 titanes son necesarios
para que mi pequeña mano
no marque ese número,
y mi breve lengua
no articule esa incómoda frase.

La soledad
vive su mejor momento
llenando con su vacío
todo mi cuerpo
y más allá.

Es como un romper de huesos
un ensanchamiento de músculos
¿será esto crecer?
Recuerdo haber oído de niña
"le duelen las rodillas porque está creciendo".
Creo que sí
que he dado un pequeño estirón,
y es algo más serena la visión
desde este nuevo horizonte.

21 de junio de 2007

Mi fantasma
mi sueño
mi sangre,
el espejo que me anula
el que me viste de noche.

Lo mismo que quiero ir hacia él
abrazarle,
quiero huir
negar que existe,
esconderle lejos
en lo más profundo de mí.
Cerca.
Me quema.

Cuándo podré abrir los ojos y
sin cerrarlos,
de pie
entera,
sin esconder mi sonrisa
ni mi fuerza
mostrarle mi alma e invitarle a que pase
desearle que lo haga
no morirme si no lo hace.

Es un minuto la vida
quiero mi parte del cielo
no vivir sin ella.

Logros y fuentes de sabiduría
me alivian
pero quiero tocar tu ser
con mis dedos de algodón.
Quiero mi trozo del cielo
en tus ojos.
Bendecir tus pasos
tus labios
tus manos abiertas al mundo
(y a mí).

Ruego
a mi yo sinuoso y escarpado
al que vela por mi malestar,
que me deje
sentarme serena
junto a él
como si fuera su igual.
Que no me deje conformarme
con una sonrisa en los ojos
cuando he visto mi alma
bailar entre los árboles.

El laberinto de mi vida
me ha llevado lejos
siempre lejos de ti
de ese tú que quiero.

Y a un paso de rendirme
de nublar mis ojos
con un paisaje
sólo agradable,
a un paso de elegir el gris
por miedo a que
el azul no exista,
no sea para mí,
no llegue a tiempo...
A un paso de enterrar mis ojos
en la dulce cárcel
de quien me acuna pero no
me hace vibrar.

A un minuto
de mi propio destierro,
detengo mis pasos
desabrocho mi coraza
despacio
impaciente,
con un sabor a flores
en los labios
que me dicta mis siguientes movimientos.
Como una pluma que dirige
en clave de caricia
mi orquesta interior.

Y me desnudo entonces
con un temblor
en el filo del alma,
me desnudo
y ya no me pertenezco
soy de la música
que emana de tu cintura
y no me importa,
bailo durante horas
me desato el pelo y saboreo
sin tu permiso
la esencia de tus sienes
el color único de tu alma
el milagro de tu sonrisa.

No me pertenezco
pero soy más mía que nunca.
"Surgiendo de la nada hemos alcanzado las más altas cimas de la miseria" -Groucho Marx-.

Surgiendo del caos hemos alcanzado las más altas cimas de la neurosis.

30 de mayo de 2007

Nunca podré ser la que no soy.

Ni eliminar de golpe
las grandes menudencias que odio de mí.

Nunca seré mi mujer ideal.

Por más que dé grandes saltos mentales
para salir de mi piel.

Por más que me resista a habitar
este cuerpo y esta alma.

Sólo me queda
amarme.


Hoy me apetecía enseñaros este poema que escribí hace muchos años. Ahora, afortunadamente, no doy ya saltos mentales tan grandes, pero mucho me temo que acercarme al último verso me llevará toda la vida. Como dice Jose Luis Sampedro, en esencia, no recuerdo las palabras, la tarea de cada uno es llegar a ser uno mismo. Me relaja esa idea. Sin embargo ya no estoy de acuerdo con el primer verso, uno sí puede ser lo que no es: puede ser muy infeliz mientras se aleja de su propio ser. Y me pregunto: ¿cómo puede estar tan escondido? Cuánta fragilidad, ¿no?, que tengamos que andar buscándonos toda la vida porque nuestra esencia se disipa, se oculta... y olvidamos quiénes somos. La especie que se perdió a sí misma.

27 de mayo de 2007

El cuadro que me pintó a mí

Vientre de luz
esconde el amor
que no cesa.
No abandones
no cierres
no cedas,
el dolor
también dibuja
lágrimas cálidas
no sólo hiere.

Pecho encendido
que duerme
entre los arbustos,
abre tu camisa
muestra tu piel
en celo
y despierta
a tu infierno.
Bébetelo
no recorras
el camino de espinas
con guantes.

Mejor sangrar
y soplar
y salvar
sanar.

Dame la mano
a la luz de tu alcoba
que es tu casa
tu rincón
tu esmero
tu fiebre de luna
tu savia
con risa hasta los pies.

Y las nubes enredadas
en tu cuerpo
nunca encontraron
mayor placer.

25 de mayo de 2007

Hoy ha estado a punto
de llamar al telefonillo de su casa
y decir
abre, cariño,
sólo por escucharse diciendo
esas palabras,
por vivir esa escena
aunque fuera de cartón.
Desde mi casa cómoda
unas lágrimas cómodas
ruedan por mi cómodo sillón
mientras mi conciencia,
incómoda,
con un cómodo pulsar de botón
cambia de imagen.
¿Tiene sentido que pierda
"las formas" por el fondo,
por mi necesidad de comunicar,
decir, contar...?

A veces pienso que es igual
que la necesidad de chupete pero al revés.

11 de mayo de 2007

La noche me hace suya,
me empuja a soñar realidades increíbles
envuelta en mi edredón.
(Todo tiene arreglo,
a todo me atrevo
en esos instantes de embriaguez.)

Pero la mañana me escupe a las 8 de la cama
y me obliga a recoger los restos de la fiesta,
los jirones de sueños que,
dice ella,
nunca alcanzaré.

8 de mayo de 2007

Existencia esquiva

Cuánto daría por recordar
todas mis vivencias.
Sobre todo las que se esconden
entre los pliegues
del alma,
esas que cuando de pronto aparecen,
tienen una luz peculiar,
como si fueran un sueño de otro
y no un recuerdo mío.

1 de mayo de 2007

Lluvia

Vuelve la lluvia generosa
sin recortes.

Faltaban
trozos de nuestro puzzle:
momentos, paisajes, olores,
imposibles sin el agua.

Fotos de mi vida
o tal vez deseos
o ensueños:
la salida del colegio,
tu olor, más fresco que el de la lluvia,
mamá, con la cara fría y húmeda,
tan guapa con su gabardina,
una mirada,
mía o tuya o de una película,
no sé,
pero ahora veo el suelo mojado y algo se me agarra a la nuca
y no sé si lo que siento es bueno o malo
es una nostalgia con cara de alegría
pero mojada.

Nubes añil estampadas
en el cielo quieto pero vivo
de la tarde.
Ahora descansan los paraguas,
pero la tarde sigue siendo del agua.
Esa luz lavada
de colores intensos
de ojos grandes y claros,
sin complejos,
donde un pájaro canta
y resuena en mi hombro
en mi cuello
con un sonido claro
y un mensaje inequívoco:
estamos vivos.

Y el autobús arrastra un río que nos hace correr a todos.
Y una ola de uys y risas y quejas
nos sacude entre salpicones.

Y no salgas con esta lluvia, hija,
y ¿será por eso que me encanta pasear
con el agua,
decir con mi paraguas de colores que la lluvia no es gris?

Héctor

Después de ver la película me sentía llena. Con un montón de sensaciones recorriendo mi cuerpo, vivencias de las múltiples historias que pueblan la cinta. Es cierto que para mí Adriana Ozores es una pasión, cada gesto suyo me parece tan de verdad, la encuentro tan sutil, tan elegante y al mismo tiempo con tanta fuerza. Ella era un atractivo a la hora de elegir esta peli pero me he encontrado con más actores magníficos y con un guión maravilloso de Gracia Querejeta (este apellido suele traer buenas cosas) y David Planell, lleno de profundidad y matices y muy auténtico. También la ha dirigido G. Querejeta. Gracias. Cuando una película o un libro o cualquier otra obra de arte me deja esa sensación siento unas ganas enormes de darle las gracias a sus creadores. Gracias por abrir una puerta más dentro de mí. Gracias Gracia.

24 de abril de 2007

18 de abril de 2007

La PAZ y la paz

Para el jardinero


Escuchamos la palabra PAZ y nos sentimos muy pequeños, muy incapaces de colaborar en esa labor tan enorme que es la paz mundial o la paz en un país o en una ciudad. Pero yo creo que estamos equivocados; parar una guerra es muy difícil, pero sí podemos impedir que se cree una nueva, aunque sea pequeña. Porque la gran PAZ se compone de muchas paces pequeñas (paz, paz, paz, paz, paz, paz), y al lado de ellas ya no nos sentimos tan diminutos. Y ¿cómo podemos poner nuestra paz chiquitita en la bolsa gigante de la paz...?

La paz no es
una paloma
no es una palabra
no es una pancarta.

Es
reconocer el trocito de guerra
que hay dentro de mí,
no esconderlo
no culpar al que tengo al lado.

Es
reflexionar, hacerme preguntas:
«¿Por qué le he gritado, qué me pasa?
Quiero averiguarlo.
Me siento furioso,
pero no tengo derecho a pagarlo con él,
ni con nadie.
Y no me voy a castigar
necesito comprenderme
y cuidarme.»

Es
pedir perdón.
Y
perdonar.

Es
ser vulnerable,
no esconder el dolor y las lágrimas tras un arma
y disparar.
(Las armas no son sólo de fuego
hay algunas invisibles
que hacen mucho daño.)

Es
un trabajo diario,
DIARIO,
mantener la paz
con mi familia
con mi pareja
con mis amigos
con mis compañeros
y sobre todo
y en primer lugar
conmigo mismo.

La paz, la PAZ
no es
fácil,
pero es
POSIBLE.

(Para un concurso sobre La paz que organizó Cruz Roja - 20-5-05)

31 de marzo de 2007

En la Quinta de los Molinos

Domingo 25 de marzo

Pequeño estanque,
tu humilde fuente alimenta mis oídos.
El sonido del agua
es una caricia refrescante y calmante para mi alma,
que recibo,
con los ojos cerrados,
mientras escucho el calor del sol
que me baña
y lanza besos, desnudos, a mis mejillas
a mis párpados.
No puedo estar más agradecida.
Mi espalda
pegada al tronco de un árbol,
siente su firmeza, su acogedor apoyo.

Amor de la tierra
de la madre.
La sensualidad empapa sus creaciones
(¿o está en mis ojos?).

29 de marzo de 2007

¡¡¡NO SOPORRRTO A LA GENTE QUE DICE ESTUPIDECES!!!

(Ay, ese pequeño gran nazi que algunos llevamos dentro... Y dicen que hay que hacerse su amigo, que si no es mucho peor. Que hay que abrazarlo para que se calme. Dicen no, yo también lo sé, pero cuando llega el momento es como cambiar de piel, duele acoger la cara oscura. Pero es dulce, muy dulce después.)

22 de marzo de 2007

A veces el demonio,
vestido de ángel,
entra en nuestra casa,
usa nuestras zapatillas
y nuestra sonrisa.

Un buen día
no, un mal día,
desata su infierno
y dispara ínfimos cañones
invisibles dardos
que se cuelan
en todas las habitaciones.
(Una casa en la que habita un ángel
no tiene rejas)

Entonces
cuando el dolor se calme
hay que purificar ese hogar
airearlo
besarlo, si es preciso,
reaprender con él
la mirada de un ángel.

21 de marzo de 2007

A mis queridos lectores silenciosos

Normalmente cuando no hay comentarios creo que nadie me lee. Pero una pececita muy querida me contó un día que me leía siempre y sin embargo pocas veces escribe. Me hizo mucha ilusión, por supuesto. También de algún comentario que habéis dejado se deduce que no siempre escribís, lógicamente. Es que mi mente a veces es muy plana: no veo respuesta, no ha venido nadie. Todo esto al final lo que hace es halagarme. El que una sola persona me lea siempre ya es un milagro (no te preocupes, pececita, si ahora me lees menos, no te sientas obligada a alimentar este adverbio, te utilizo como ejemplo), y que haya más que lo hagan de vez en cuando o a menudo, es una gran alegría, una caricia en el alma.

Y como no puedo contestar vuestros comentarios, os dedico esta entrada y este poemita con el color de mi alma, malva.

Gracias por vuestros ojos
vuestro corazón.
Por dejaros empapar
por mis ideas, mis emociones,
mis juegos, mi mirada.
Sois el colchón de luz
donde me recuesto
donde sueño y añoro.
Donde invento.
Sois mi eeeeeeeeeeecoooooooooooooooooooooo.

13 de marzo de 2007

Te presiento.
Casi alcanzo con mis dedos
el rumor de tus palabras:
se acercan a mí
como una bandada de aves
en busca de tierras cálidas.

9 de marzo de 2007

Y de repente
el invierno se calló.
Ya no encontró razones
para seguir asolando su corazón.

25 de febrero de 2007

Roble

Viajo por tus raíces
y encuentro templos de miel
palabras jugosas
consuelos rotundos.

Cuevas de luz
donde viven los sueños
cuando estamos despiertos.

11 de febrero de 2007

Una mañana de sábado

Hoy me he parado a admirar una floristería pequeñita que hay en mi barrio. Lo sacan todo a la calle, y siempre tienen cosas delicadísimas. Tulipanes morados, centros de flores con detalles diminutos y precisos, que son como mini jardines, pequeñas ciudades del edén. Observarla es detener el tiempo y dejar que la belleza te empape.

Mientras estaba en esa fase de soñar despierta se ha colado en mi nariz, y en todo mi cuerpo, el aroma indescriptible del pan recién hecho, que salía del horno que hay junto a la floristería. He respirado ese pan y por un instante me he sentido transportada al pasado, no sé bien a cuál, pero a algo auténtico y entrañable.

Quizá esa conjunción ha hecho que no pudiera resistir la tentación de entrar a comprarme esa rama de cerezo que hace tiempo me prometí. Traspasar esa puerta es como entrar al País de las Maravillas: unas bolas transparentes cuelgan hoy del techo, tienen unas pequeñas figuras dentro que parecen iluminadas de forma tenue. Ramas de cerezo con formas sinuosas rodean la breve pared de la tienda. De una planta cuelga un adorno de cuentas en forma de cascada. Y si miras el pequeño escaparate, nadie podría decir que es pequeño porque es inmenso en sus detalles. Va cambiando según la estación y, quizá, según el estado de ánimo de su creador. Yo he visto pasar por él, nieve, pero nieve cayendo, ríos en movimiento, multitud de gnomos, y seres fantásticos, animales diversos, mágicas iluminaciones...

Recuerdo cuando la descubrí: estaba emocionada y me apetecía transmitírselo, agradecérselo, al dueño, a quien atribuyo la creación de todo ese mundo mágico. Era un chico de unos treinta y tantos, con una expresión árida en su cara y palabras escuetas, nada acogedoras. Ya no recuerdo bien si se lo llegué a expresar o no, atemorizada ante su frialdad, pero fue y sigue siendo un enigma para mí. ¿Es que se seca después de construir ese pequeño bosque? Toda la frondosidad y belleza que le rodean no parecen afectarle, cuando te atiende es cordial sin excesos y su sonrisa no se asoma nunca al vergel de su tienda. Es un pequeño desierto en medio del oasis que él mismo ha construido.

30 de enero de 2007

Cuaderno cuna

Sólo quiero acurrucarme en ti,
soñar.
Que sostengas tú mis lágrimas
inconmovible amigo.
Tengo tanto miedo de abrirles la puerta
y que no se vayan nunca.

No puedo más.
Me gustaría haberme quedado sordo también
para no escucharme.
¿Cómo describir mi balbuceo?
Un motor que no arranca.
Me siento tan torpe.
Una palabra es un siglo.
Imposible recorrer esa distancia.
Grito por dentro
que soy el de siempre,
pero el eco no me oye.

Sólo acurrucarme en ti,
que me arrulles
sentir tu caricia (Dios mío, ¿me estaré volviendo loco?).

Me gusta imaginar
que una mano suave
se desliza por mi mejilla.
Me gusta imaginar
que no es un sueño,
que cualquier día ella vendrá a buscarme.
Me gusta
¿qué le voy a hacer?
imaginar
que aquel día no cogí el coche.

Lo peor es que luego no sé volver,
intento buscar una salida
que no me rasgue el alma
pero no la encuentro.

Y me envuelvo entre tus páginas.
Me dan libertad.
Volar,
aterrizar,
jugar a romperme

volviendo después a hacer el puzzle.

29 de enero de 2007

Proceso creativo

El otro día se me apareció esta frase:

"Enciendo mi sombrero...",

pero no le encontraba sentido,
sin embargo me hacía sentir increíblemente bien. Sin saber por qué. Y seguí buscando, insistiendo, aunque pensaba al mismo tiempo que era un poco absurda.

Y hoy al fin,

ENCIENDO MI SOMBRERO
y se iluminan las habitaciones de mi mente.

Te encuentro en un rincón,
agazapado,
intentando esconder las manos,
llenas de respuestas.
Qué niño sigues siendo...
Ahora no me cabe ninguna duda:
fuiste tú quien volvió a apagar la luz.

Enciendo mi sombrero
y cantan las luciérnagas en la solapa de mi abrigo.
Sonrío,
no sé si por dentro o por fuera.
Se han despertado mis hilos conductores
y estoy otra vez, técnicamente viva.

28 de enero de 2007

Espejismo

La sed
dibujó nuestras siluetas
y nos bebimos
creyéndonos oasis.

Después caímos exhaustos
y ya no pudimos abrazar
nuestros cuerpos de arena.