8 de enero de 2010

La dulce libertad de los márgenes

Hay quien escribe en los márgenes las cosas que no se atreve a escribir en el cuerpo del cuaderno. Yo estoy descubriendo que, de cuando en cuando, tengo la costumbre de salirme de la vida.

Como una triste y esbelta caligrafía, vivo sin luz en mi cuaderno de dos rayas; ellas marcan certeramente mi camino. El único camino en este horizonte de papel. Y cuando me toca ser una b, sonrío para mis adentros porque me siento muy libre de salirme por arriba, de sacar un bracito sobre la raya. Lo mismo me pasa cuando soy j o p y cuando soy ;:¨,^_\" siento una especie de cosquilleo... una suerte de guiños que me hace la vida (¿o se los hago yo a ella?). Pero el resto del tiempo me comprimo para ajustarme a esta minúscula ruta. Limo mis esquinas, porque no encajan con la geografía de las rayas. Silencio los cantos que, como pájaros, no conocen paredes. Busco entre mis lágrimas una salida imposible.

Me quito la venda de los ojos, de la piel..., y veo: en los márgenes. La vida, la VIDA, está en los márgenes.

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