A veces, como el que se pone una prenda que no es de su talla, nos ponemos el hombre o la mujer equivocados.
Llevamos mucho tiempo buscando nuestra talla y un modelo que nos guste, pero no hay manera. Así que un buen día (o quizá no tan bueno), ofuscados, cansados de vagar de tienda en tienda y con la vista algo nublada por la necesidad, o así lo llamamos, salimos del establecimiento al fin con una bolsa. Sí, con un… apaño.
En realidad no es el modelo que buscábamos y es un poco estrecho… de hombros. Bueno, tampoco abriga tanto, pero total, ya viene la primavera. Nos damos todas las razones del mundo para no reconocer que nos hemos llevado a casa el hombre o la mujer equivocados, pero acabamos dándonos cuenta, aunque a veces tardamos días, meses, o incluso años. Años con la persona equivocada: "Me cuesta reconocerlo, pero un poco pequeño si se me queda. Es majo, incluso adorable..., pero no me llena, no podemos mantener una conversación profunda. Se asusta, no quiere mirar más allá." "Demasiado ceñida al cuello, me ahoga un poco. Es un cielo, pero todo el día detrás de mí para ver qué hago y qué no."
Y entonces uno maldice el momento en que se ha dejado camelar por esa ridícula oferta de “Los últimos de la temporada”: pase, y llévese uno. Están rebajados, le costará menos conseguirlos porque en el fondo no es lo que quiere y eso siempre impone menos, no creemos que tengamos que estar a la altura. No lo piense mucho, que si se agotan, ya vendrán los de la nueva estación a precios que quizá usted no pueda permitirse: tener una autoestima en condiciones para esperar y elegir al que realmente le haga cosquillas en el cerebro.
2 comentarios:
¡¡¡Cuanta razón!!!
Pero la soledad es tan mala que muchas veces creemos que es mejor eso que nada y al tenrlo en casa nos damos cuenta, al poco, de que no, de que es mejor estar solo...pero nos da pereza romper, o preferimos la comodidad o...bufffffffffffff
No hay nada mejor en el mundo que las cosquillas en el cerebro...
Un abrazo
Claro! Si fácil no es, pero hay que echarle coraje y pensar siempre que merecemos algo bueno. Un abrazo, amiga.
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