13 de julio de 2007

Hoy he visto un ángel

Para Luis

Estaba comprando en una tienda pequeña, de esas que ya casi no quedan. Un hombre alto y de voz grande, que rondaba los sesenta, me atendía. No había nadie más que yo, supongo que era una hora poco habitual y un comercio poco frecuentado. No sé bien cómo, me vi contándole que había dado un giro profesional para intentar dedicarme a lo que me gusta. Enseguida mostró un gran interés y empezó a animarme con mucho cariño, casi como si fuera su hija (o quizá con su hija no lo habría hecho, quién sabe).

Empezó a decir cosas como “al campo no hay que ponerle puertas”, “no hay que rendirse” y otras similares que no recuerdo. Yo le observaba con ojos cada vez más abiertos y con una emoción que también crecía. Un desconocido se implicaba en mi arriesgada decisión y me animaba, sin pedírselo, sin siquiera haberlo imaginado. Parecía magia. Y lo mejor no era que lo hiciera sino que lo hacía a manos llenas, poniendo su alma.

Entonces me contó cómo había dejado él un trabajo bien remunerado y considerado porque decidió que quería pasar más tiempo con su hija y su mujer, y cuando le preguntaron en la empresa si no estaba contento con su empleo, dijo sí, está bien, pero quiero ir en busca de mi felicidad.

Esto no pasa muy a menudo, ni que alguien tenga el valor de hacer lo que él hizo y mucho menos que se entregue a un desconocido de esa forma. Pero no lo he soñado, me ha pasado esta misma tarde. Me ha llenado de felicidad, he sentido su fuerza y su apoyo, y una alegría inmensa por cruzarme con un ser humano como él.

O quizá fuera un ángel.

Pues este ángel se lo quiero dedicar (y quién ha dicho que los ángeles no se puedan dedicar, ¿eh?) a mi amigo Luis, que está en un momento parecido, y que en realidad es otro ángel.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Me gustan estos relatos tuyos mas cotidianos, mundanos, tangibles, prosáicos...
Me gusta como los intercalas con las otras entradas mas profundas, espirituales, inmateriales, líricas...
Me gusta porque tan tuya es una cosa como la otra.

orquidea dijo...

querida amiga...la vida es mágica y cuando estamos abiertas desde el alma, aparecen personas/maestros/reflejos de nuestro propio espejo interior, que con generosidad y dulzura nos revelan un mensaje.
Es hermoso lo que te sucedió. Ojalá puedas ir en dirección a tu verdadero deseo.

(Mil gracias por tu visita)

cariños desde buenos aires

orquidea

Reportera de interiores dijo...

Muchas gracias, Orquídea, gracias por tu visita y por tus deseos.

Un abrazo para la Pampa.

ana

Tania dijo...

Querida Ana,

Cuando leí este texto, hace ya algunos días, estaba en el trabajo y en un día complicado, tu pequeño relato llenó de ternura mi alma. No tuve tiempo para dejar un comentario y un agradecimiento. Pero lo hago ahora.

Vivimos en grandes ciudades llenas de prisa y nada más hermoso que acercarnos de las personas, poder conversar sensillamente, alegrar el corazón al recibir una sonrisa, una mirada de afecto...

Y también quiero desear que una buena estrella te siga por estos nuevos caminos que eligiste.

Un abrazo y feliz semana.

Reportera de interiores dijo...

Hola, Tania

un placer leerte, como siempre. Me alegro mucho de que te produjera ternura. Y te agradezco en el alma tu buena estrella, que ya, con sólo tú nombrarla, se puso sobre mi cabeza y me ilumina.

Muchos besos y feliz semana también para ti.

ana