30 de mayo de 2007

Nunca podré ser la que no soy.

Ni eliminar de golpe
las grandes menudencias que odio de mí.

Nunca seré mi mujer ideal.

Por más que dé grandes saltos mentales
para salir de mi piel.

Por más que me resista a habitar
este cuerpo y esta alma.

Sólo me queda
amarme.


Hoy me apetecía enseñaros este poema que escribí hace muchos años. Ahora, afortunadamente, no doy ya saltos mentales tan grandes, pero mucho me temo que acercarme al último verso me llevará toda la vida. Como dice Jose Luis Sampedro, en esencia, no recuerdo las palabras, la tarea de cada uno es llegar a ser uno mismo. Me relaja esa idea. Sin embargo ya no estoy de acuerdo con el primer verso, uno sí puede ser lo que no es: puede ser muy infeliz mientras se aleja de su propio ser. Y me pregunto: ¿cómo puede estar tan escondido? Cuánta fragilidad, ¿no?, que tengamos que andar buscándonos toda la vida porque nuestra esencia se disipa, se oculta... y olvidamos quiénes somos. La especie que se perdió a sí misma.

7 comentarios:

josef dijo...

Nos enseñaste un poema qu descubre linos trazos de la profunda sensibilidad que encierra tu alma. Hoy eres diferente por supuesto; má completa quizá... Pero tuesencia sobrevive intacta. Un saludo!

Marco Antonio Sepúlveda dijo...

Es un bello poema, esencial en toda cavilación cotidiana.
Amarte con amor no es tan difícil, como encontrarse en una esquina solitariamente solo.
A veces el amor encuentra su camino propio.

Saludos.

Juan B. Morán dijo...

Alguna vez tuve una pregunta parecida a la tuya y todavía no he podido responderla del todo. Sólo se aprende a vivir dejándonos ser. Gabriel Marcel decía que la existencia es un misterio, al igual que el yo, algo que nunca podremos conocer del todo, como una especie de continente inabarcable. Sólo podemos acceder a todo ello siendo, participando minuto a minuto en nuestra vida, callándonos para dejarnos hablar, dejar a un lado las heridas infringidas, renacer muchas veces antes de morir.

Me ha encantado tu comentario, me gustaría que escribiésemos algo común sobre ello, si te apetece y con tiempo. Y si no, pues esperare a que nos cuentes más sobre ello.

Beso

Anónimo dijo...

Has plasmado a la perfección ese sentimiento que muchos tenemos, el de comprobar que nuestro ideal es tan utópico que no vamos a alcanzarlo nunca,porque siempre que estemos a punto de llegar,se pondrá un peldaño más arriba. Creo que tengo, como tú, toda la vida para aprender a quererme (estoy en ello, eh..), aunque a tí, algunos ya te queremos,aunque no te creas la mujer ideal

Besos

Luis Vence dijo...

Hola Ana...tanto tiempo!!!

Es ésta una interesante reflexión tuya, y un bello poema. Yo fui dándome cuenta que, al menos en mi caso particular (creo que estos caminos de búsqueda son muy personales), cuando me relajé, cuando cesé de imponerme la tensión de la búsqueda, la esencia se me fue acercando, quizá aún no me encontró, pero la siento más cerca y eso me hace sentir plenitud.

Un beso,
Luis.

Reportera de interiores dijo...

Moderato_josef, muchas gracias por tu comentario y bienvenido a estas tierras.

Marco Antonio, gracias también por pasarte por aquí y dejar tu granito.

Juan,

a mí también me gusta mucho tu comentario. Creo que tienes mucha razón.

Estamos en contacto.

Luis,

qué alegría verte por aquí. Me alegro de que sientas esa plenitud, y creo que tienes razón, relajarse, dejarse ser es un buen camino.

Un abrazo.

Juan B. Morán dijo...

Hola Ana
A penas he tenido un momento para unas letras. Me pongo a ello y ya te lo envío.

Un abrazo