18 de marzo de 2015

Elegir: ¿realidad o ciencia ficción?

Nancie Atwell, la ganadora del Global Teacher Prize (una especie de Nobel de la enseñanza que se acaba de entregar por primera vez), dice que el secreto de que sus alumnos lean unos 40 libros al año es que elijan ellos los libros y los temas. Y no seamos malpensados, al parecer pueden elegir entre buena literatura, no cualquier letra impresa.

Por un lado, pienso qué inteligente idea... y por otro, qué mal estamos para que esto tenga que ser motivo de un premio. Elegir los libros que les gustan, en lugar de tragarse cualquier gran obra tal vez no muy adecuada a su edad. Elegir ya desde pequeños..., madre mía, dónde puede llevarnos eso, a ver si luego van a querer elegir también qué estudian y con quién se acuestan. No, la verdad es que no tengo la sensación de que podamos elegir mucho... Nos enseñan a tener en cuenta tantos factores, en general primando lo económico, que la libertad de elección en muchos casos es inexistente.

Y con el poder de elegir capado ¿a dónde puedes ir...? Porque a fuerza de no hacerlo es como si no existiera, y acabas por no saber que PUEDES elegir y crees que eso sólo pasa en algunos cuentos muy rosas.

"¿Yo, elegir? ¿Qué dices? Que no... Que eso es un sueño, la realidad es otra cosa." "Que sí, que yo he visto gente que lo ha hecho y no le ha ido tan mal..." "Buah, no puedo con los ilusos como tú, no me metas pájaros en la cabeza que quién sabe luego cómo podría acabar. La vida es esto, tengo el trabajo que tengo y mi mujer es una santa, no es la mujer con la que soñé pero ya es tarde para pensar en eso."

ELEGIR. Si sonrío o no. Si quiero alguien a mi lado o prefiero caminar sola. Si leo o veo la tele. Si sigo las losas que dibujaron para mí o pinto un nuevo camino, incluso aunque parezca tarde. Si me enamoro de hombres o de mujeres. Si elijo mis colores o los eligen los grandes almacenes. Si decido cómo soy o me dejo llevar a la deriva porque... yo soy así y eso no se cambia.

Elegir.

Si juego a ser marioneta o corto los hilos y me hago dueña de cada paso que doy.

2 comentarios:

olvidatuequipaje dijo...

Qué interesante, mi querida reportera, que hables de estas cosas. Elegir caminos es una de las cosas que uno hace involuntariamente o inconscientemente casi a diario; incluso a veces a propósito y de modo consciente.
Creo que te expliqué últimamente que pienso (o sueño) con cositas que cambien mi vida... y ahora tú con esto! Poco a poco. De momento soñar también es vivirlo.

Ya te contesto a otro post en que dices que te gustan las nubes. Pues ya somos dos, bueno tres, porque también Rosa, la de los programas de Kavafis, Biedma o poesía y vida, también lo es. Ella me enseñó una palabra: nefelibata: persona soñadora, que anda por las nubes. Un poco a lo mejor (o a lo peor) somos eso, ¿no?




Reportera de interiores dijo...

Armando, dicen que más vale tarde que nunca..., me voy a escudar ahí en este caso. Y mira que me hizo ilusión tu comentario en estas tierras no tan habitadas últimamente :).

Pues sí, yo creo que somos un poco nefelibatas o un mucho. Y que dure... Y sí, el poder de elección creo que es en realidad un Superpoder :).

Un placer tenerte por aquí.