5 de diciembre de 2012

Imperfeccioneando

Ahora que estoy tratando de dejar de ser perfecta... eh..., no... Empiezo de nuevo: ahora que estoy intentando asumir mi imperfección, me dan tranquilidad, incluso alegría, las pequeñas imperfecciones de los demás. Es como si alimentaran las mías diciéndome en voz muy baja: “No pasa nada, Anita, ves, todo el mundo se equivoca, no tienes que ganar ningún concurso n¡ esperar la nota más alta de papá. No, todo es más sencillo. Déjanos vivir contigo; tú estarás mucho más relajada y te reirás mil veces más y nosotras podremos respirar un poco”. Y bueno, sí, de momento he decidido hacerles un hueco en mi casa.

2 comentarios:

Pluvisca dijo...

Asi es, cuando soltamos el control un poquito, ya no nos domina y podemos dejarnos fluir...ser más flexibles, rtelajarnos...

besos

la MaLquEridA dijo...

¿Y para qué querer ser perfecta en un mundo imperfecto?





Saludos.