25 de octubre de 2011

La magia está en los charcos. También.


Hoy he descubierto los charcos. Sí. Este año creo que voy a tener un buen otoño de charcos. Creo que al final eso que decía mi madre de "ay, cómo te gusta llevar la contraria, hija", va a tener su fruto. Mirar de repente al suelo y recrearme en los círculos concéntricos que creaban las gotitas de lluvia que iban cayendo, me ha traido hoy unos momentos deliciosos. Todo empezó así, buscando la instantánea de esos círculos hipnóticos, y uf, no llegó la primera no, costó muchísimo que estas bellas geometrías se decidieran a posar y, como podéis ver, tímidamente. Pero gracias a eso descubrí la puerta al mundo que se escondía detrás del espejo, de este bellísimo espejo situado justo frente a la Biblioteca Nacional, en Madrid.



Y he empezado a jugar... y me he encontrado con estas maravillas. No sé lo que verían los que pasaban junto a mí, pero yo estaba completamente obnubilada con esa ventana que había encontrado. Feliz y sorprendida a la vez de que algo tan sencillo como un charco, unas hojas secas y una imagen reflejada, pudiera producir tanta belleza; entonces he recordado algo que decía una profesora que tuve en un taller de poesía: lo que importa es la mirada. En el arte, y quizá en todo en la vida, pero en el arte..., se ha hablado muchas veces del amor, de la naturaleza... y se seguirá hablando mientras tengamos voz, pero lo que hace algo diferente es la forma en que se mira. Miradas hay tantas como personas. O casi.



Y parecía algo mágico..., un oasis encantado en medio del tumulto de la ciudad..., un charco encantado... que bailaba ante mis ojos...



Y no sólo lo parecía...


...es como si esta lluvia, que ha traído limpieza para nuestros pulmones, porque este olor fresco y arbolado dan ganas de bebérselo a pequeños sorbos..., hubiera venido a hacerme una limpieza de alma a través de ese bendito charco. Ha venido a decirme, mira, todo se renueva constantemente, se regenera, no te asustes, no pasa nada; por más que parezca que hay una hecatombe, que llega el fin, que se conjugan todos tus monstruítos para cogerte del cuello..., con un gesto sencillo, de repente, se desatan todos los nudos como si fueran de hilo de seda. Y sientes otra vez tus pies plenamente en el suelo y sonríes y das gracias a la vida. Así que desde aquí...





...desde esta sensación de lluvia en el alma que tengo aún, quiero enviar un soplido mágico (fiuuuuuuuuuuuuu) de lluvia fresca y regeneradora, a todos los que estéis leyendo esto y en especial a los que tengáis algún dolor, alguna pena, algo que os esté nublando la vista o que os esté oscureciendo un poco el día. En cada gota está reflejada la alegría de estar vivo, que ya es una estupenda noticia, y un mundo de posibilidades que se abren. La posibilidad de amar... (porque hay que perder el miedo a hablar de amor), el amor con minúsculas y el AMOR con mayúsculas, aunque el amor con minúsculas..., uf, la verdad es que también... tiene sus mayúsculas, ...decía que hay que perder el miedo a hablar del amor, hay que quitarle esa connotación absurda y romanticoide que ha adquirido gracias a todo tipo de negocios que se crean a su costa, y que no tiene nada, absolutamente nada que ver con el amor. Así que os envío mucho amor y muchos deseos de que estéis bien, seáis felices o al menos tengáis un camino de baldosas amarillas que seguir con ilusión, como en El mago de Oz.


7 comentarios:

Rocío Díaz Gómez dijo...

Jo Ana, qué gusto, qué entrada más positiva. Y que fotos tan chulas de charcos. Claro que sí, lo que importa es la mirada. Yo también te deseo a tí un montón de buenos deseos llenitos de amor. Un abrazo, Rocío

Pluvisca dijo...

Y es que los charcos son mágicos, todo lo que se refelja en ellos, es como si estuvieramos en otra realidad...

Las fotos te quedaron muy bien

Un abrazo

Reportera de interiores dijo...

Rocío, qué gusto tu visita. Me alegro de que te gusten. Mmmm, recibo tus deseos y tu abrazo. Ahora voy a verte, guapa. Un besazo,
ana

Pluvisca,
¿verdad? ¡Eso! Otra realidad, es lo que sentí ayer. Si es que tienes una sensibilidad..., como ya se ve en las imágenes que eliges para tu blog.
Estoy deseando que vuelva a llover :)).
Muchos besos reflejados en un charco :)

Ximo Segarra "ACAPU" dijo...

Qué maravilla, Ana, lo que dices con las fotos y con las palabras.

Gracias.

Un abrazo.

P.D: Las fotos, aparte de maravillosas, son decididamente mágicas, hacía tiempo que no veía algo así :)

Juglar dijo...

Pasaba por aquí y he quedado encantada con esta entrada, llena de buenos deseos, de miradas limpias, de charcos generosos...
Daré una vuelta por tu blog, con tu permiso.
Un saludo.

Reportera de interiores dijo...

Ximo,

pues cuánto me alegro de que te guste. Habrás podido observar ciertas influencias ximianas en el formato de texto :). He disfrutado mucho haciendo las fotos y luego escribiéndolo, y también, por supuesto, lloviendo mis buenos deseos para todos :).

Otro abrazo grande para ti.

P.D. Qué puedo decir a eso... MUCHAS GRACIAS.Pero sí, yo creo que en realidad ese día se abrió una puertecita mágica en ese charco. Buscaré más charcos, pero no sé, no sé...

Juglar,
más que mi permiso tienes mi alegre bienvenida :). Muchas gracias por tus palabras, generosas también :). Un abrazo.

La Turca y sus viajes dijo...

Hola!!!
Qué bonito!!!!, me encantas las fotografías, me encanta lo que doces y me encantan esas hojas secas, tenemos de esos árboles por aquí y me encanta caminar sobres ellas en otoño y escuchar su crujido…gracias por hacérmelo recordar….
Viajo por toda argentina, si quieres conocer un poco más de este país y sus Personas Comunes haciendo cosas extraordinaria te invito a visitarme…..
Buen fin de semana con un abrazo de oso.
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