25 de enero de 2009

¿Apoyos?

Las muletas nunca son buenas, pero mucho peor es si piensas que tienes unas y cuando te das cuenta se te doblan por la mitad porque eran de papel. La necesidad te cegó.

Las muletas

Durante siete años no pude dar un paso.
Cuando fuí al médico me preguntó:
¿Por qué llevas muletas?
Porque estoy tullido, respondí.

No es extraño, me dijo.
Prueba a caminar. Son esos trastos
los que te impiden andar.
¡Anda, atrévete, arrástrate a cuatro patas!

Riendo como un mostruo,
me quitó mis hermosas muletas,
las rompió sobre mi espalda sin dejar de reír,
y las arrojó al fuego.

Ahora estoy curado. Ando.
Me curó una carcajada.
Tan sólo a veces, cuando veo palos,
camino algo peor por unas horas.

(Bertolt Brecht / De "Poemas y Canciones")
Tenía la mente tan pequeña tan pequeña que no le cabía ni un grano de amor.

19 de enero de 2009

Dolor

Qué le dice el dolor a un ser humano asustado: Tócame, mírame, déjame hacer mi recorrido.


Como una patata caliente que nadie quiere tener en sus manos, lo haces volar por los aires, lo escondes, lo saltas... ¿Alguien sabe lo que es, qué aspecto tiene? ¿Tiene dientes afilados? ¿O cara de ogro? En nuestro mundo de supuesto bienestar y enfocado a la imagen, el dolor se pretende curar en los quirófanos cambiando de cara, de tetas, de nariz. En los bares, con los cigarros..., una lista infinita de ayudas al escapismo. Sí, tenemos recursos, de eso no hay duda. Pero, recursos ¿para qué?

Momento clave, repentino, como la vida, injusta y sin preaviso, como la muerte o el susto o la conciencia de que el mañana nadie lo pudo comprar aún. Accidente con buen final, pero lenta recuperación y el temblor de la tierra en nuestros cuerpos, de cuando sonó el teléfono y nos congeló el trabajo, el sueño, el paro; todo lo que no fuera ella, que esté bien, que esté bien, que esté bien. Y con nuestros huesos pesando como nunca nos fuimos comiendo los minutos de ese día a precio de horas y fuimos desmenuzando el dolor en pequeños hilos para que cupiese en cualquier parte del cuerpo, dentro, para que no asomase su cara por nuestros ojos de NO. Esquivamos lágrimas, dibujamos sonrisas de agua salada sin querer, queriendo.

Sí, hay momentos en que no podemos caer. Hay que flotar. Pero pasado ese momento quizá habría que pararse y dejar que el cuerpo recupere esos filamentos que hemos ido guardando en todas partes y se apropie de ellos, los mire de frente y se duela un poco o un mucho, sin recrearse. Llorando o como cada uno sepa, pueda, necesite. Creo que es necesario porque si no, y ocurre muy a menudo, esos pequeños trozos se van filtrando por todas partes con otros nombres, otras caras... Silencios que ahogan, absurdas críticas, discusiones por la compra, la comida, voces ásperas que sujetan rabia que quiere desmandarse; carcelitas para penas, grises como ellas, que oscurecen todo, opacan el aire que respiras.

Tanto miedo..., si después de un buen llanto se ve con más claridad el sol. Se respira mejor. Se abraza mejor. Y se dejan de ver fantasmas en todas partes

"Si uno no se desnuda se transfigura en reto todo lo desnudable..." Tocando fondo, del CD Rodríguez, de Silvio Rodríguez

14 de enero de 2009

Fluir o cómo dejar de pedir la luna

Morfeo está ya casi dándome gritos, pero yo me río de él (o eso me creo, mañana la que estará muerta de sueño seré yo) y no me resisto a lanzar una entrada al aire. También podría escribir en mi cuaderno no luminoso pero se coge un poco de adicción a la posibilidad de que lo lea alguien aunque sea uno, dos, ¿tres? Numérense... Pues esto era lo que hoy me ha quitado el sueño:

fluir.
(Del lat. fluĕre).
1. intr. Dicho de un líquido o de un gas: correr.
2. intr. Dicho de una idea o de una palabra: Brotar con facilidad de la mente o de la boca.

Fluir. Amar. Sin condiciones en cada página. Sin cláusulas a cada rato. Fluir. Suavemente. Sin saltos. Sin interrogatorios. Sin promesas. Ahora es siempre. Ahora tus ojos y tu voz. Ahora tu chispa. Es ahora tu calor. Mañana, mañana, mañana: una loca carrera a ninguna parte. Fluir. Sin juicios. Abrazando. Observando. No te puedo entregar el cielo (siempre quiero deslumbrar), no, sólo una pequeña nube a veces descosida, a veces radiante, a veces a rebosar. Si te es suficiente mi nube, quizá no tenga yo que pedirte la luna, y me pueda conformar con tu puñado de estrellas, a veces fugaces, a veces distantes. Quizá. Fluir. Derretir las palabras, que no se encuentren frías, chocando contra mi lengua y saliendo despedidas sin control. Fluir. Emborracharlas de endorfinas. Besarlas antes de que toquen tu oído. Lo que sea para que se apague el frío. Fluir. Es un deseo. Fluir no significa perderse, venderse, dejarse. Fluir. Elegir. Pero no romper antes de que nazca. Dejarlo existir. Cuando se acabe, a fluir a otra parte. Pero mientras esté, aunque sea un hilo. F....