2 de agosto de 2009

Gracias a la lluvia

Hoy la lluvia ha traído primero esa luz calmante que aplaca el brillo excesivo del verano y deja unos colores que consuelan de tantos días de no encontrar una sombra. Después, el olor; se cuela en nuestras casas y también en nuestro cuerpo. Una paz de tierra fresca me ha recorrido, como si una ducha interior hubiera purificado mis zonas más áridas. Mi alma, que este mes tiende a agostarse, ha viajado en el tiempo y ha disfrutado de repente de unas vacaciones de las vacaciones. Qué felicidad. Una breve escapada al clima otoñal me salva del pretendido bienestar de estas fechas.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Es el contraste lo que da esa felicidad. Somos así de especiales. Si viviésemos en penumbra añoraríamos la luz, si bajo el sol la humedad. Aunque, si hay que quedarse con algo, prefiero siempre la luz. Llevo 2 días grises y ya estoy triste. Ideal para trabajar pienso, pero es que aunque debiendo no quiero.

Jose, ya te lo imaginas.

Reportera de interiores dijo...

Ya, claro que no querría vivir siempre entre nubes. En este caso era más el calor sofocante del verano y lo que eso me trae. Que refresque es una alegría para mí y si es con lluvia mejor. Pero sí tiene que ver con los contrastes, claro. Cada estación tiene unos encantos, por eso es tan bello que cambien.

Muchos besos y luz para tu norte :-)