20 de diciembre de 2008

Corazón,
¿por qué te rehúyo?

Ya sé,
me avergüenzo de ti.
Eres demasiado blando,
demasiado rosa.
No haces juego
con mi disfraz de cactus.


Este poema lo escribí hace al menos siete años, pero hoy me ha venido a la mente (por qué será) y quería enseñároslo. Dicen (los psicólogos, no las malas lenguas) que cuanto más claramente se ven las cosas o dicho de otro modo, cuanta más conciencia tenemos de nosotros mismos, de lo que somos, tanto más cerca estamos de poder cambiar lo que deseamos.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Tu no tienes un disfraz de cactus. Al contrario, eres transparente (todo lo que razonablemente se puede ser) como tu poema Amor, el de hace un par de años que tienes en Regalos con Voz (a todos los que leais esto: pasad a ver esa página y haced un encargo. No hay truco, es tan fantástica como suena).
Que feo me ha parecido eso de ser "razonablemente" transparente. Me gustaría que esa palabra no existiera pero la tengo improntada genéticamente.
Feliz navidad princesa.A veces estos días me dan tanta pereza...!