28 de enero de 2007

Espejismo

La sed
dibujó nuestras siluetas
y nos bebimos
creyéndonos oasis.

Después caímos exhaustos
y ya no pudimos abrazar
nuestros cuerpos de arena.

4 comentarios:

Juan B. Morán dijo...

La sed es muy hermosa, pese a los cuerpos de arena. Acaso todo es fugitivo en lo humano.

Besos

Reportera de interiores dijo...

Es hermosa, pero a mí también me parece muy hermoso un abrazo que no se te escurre entre los dedos, que permanece.

Qué bien que estés ahí.

Un beso,

ana

Anónimo dijo...

Este es mi dardo: un poema, apenas algo más que un haiku, magnífico en su concreción y bello en su precisión.
J.

Reportera de interiores dijo...

Muchas gracias, J. por tu dardo, ojalá todos los dardos fueran así... Me alegra que me hayas visitado.