30 de enero de 2007

Cuaderno cuna

Sólo quiero acurrucarme en ti,
soñar.
Que sostengas tú mis lágrimas
inconmovible amigo.
Tengo tanto miedo de abrirles la puerta
y que no se vayan nunca.

No puedo más.
Me gustaría haberme quedado sordo también
para no escucharme.
¿Cómo describir mi balbuceo?
Un motor que no arranca.
Me siento tan torpe.
Una palabra es un siglo.
Imposible recorrer esa distancia.
Grito por dentro
que soy el de siempre,
pero el eco no me oye.

Sólo acurrucarme en ti,
que me arrulles
sentir tu caricia (Dios mío, ¿me estaré volviendo loco?).

Me gusta imaginar
que una mano suave
se desliza por mi mejilla.
Me gusta imaginar
que no es un sueño,
que cualquier día ella vendrá a buscarme.
Me gusta
¿qué le voy a hacer?
imaginar
que aquel día no cogí el coche.

Lo peor es que luego no sé volver,
intento buscar una salida
que no me rasgue el alma
pero no la encuentro.

Y me envuelvo entre tus páginas.
Me dan libertad.
Volar,
aterrizar,
jugar a romperme

volviendo después a hacer el puzzle.

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