Hoy mientras daba un paseo he visto a alguien que me recordaba a un ex amor platónico, quizá porque hace poco he tenido noticias de él. Y entonces me ha dado por pensar en los amores que por una razón un otra nunca se llegan a materializar..., y entre literatura, cercanos, propios y ajenos, tengo la sensación de que son una cantidad mucho mayor que la de las pasiones que sí llegan a algún puerto.
Como si hubiera una realidad paralela que crean nuestras mentes y flota en el aire: ensayos de palabras tímidas; montañas de besos acumulados en la antesala de los labios; finales felices... y sobre todo principios, principios que con sólo existir habrían sido eternos.
Nube un poco densa, tal vez... ¿Demasiados deseos sin cumplir? Aunque hay quien prefiere no jugársela con amores terrenales. ¿Sufrimiento innecesario? Si las nubes están formadas de gotas evaporadas del océano..., ya sabemos dónde van las lágrimas de los amores platónicos o imposibles.
Yo soy una enamorada de las nubes, pero esta composición no me acaba de gustar, así que como siempre abanderando causas imposibles, os animo y me animo, nos animo, a que cuando no sean amores realmente imposibles, lo intentemos. Nos lancemos. Vivimos sólo una vez (bueno, los que crean en la reencarnación si quieren que no lo hagan). Limpiemos la atmósfera de lágrimas innecesarias. Mira, al final va a ser ecológico y todo.
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