22 de febrero de 2011

La mente es la cabina de mandos y tú eres la capitana

Cómo me hubiera gustado que de pequeña me dijeran esa frase. Cuántos disgustos me habría ahorrado. Creo que parece muy obvio pero no lo es. La prueba es que nos domina demasiadas veces. Y a la famosa preguntita: "¿Quién manda en ti, el corazón o la mente?", habría que responder, "No, señores, aquí quien manda soy yo, ni uno ni otro". Pero para pensar eso y para llevarlo a cabo, hace falta mucho, por eso a mí me destapa una vez más uno de mis temas preferidos. La educación.

El dominio de la mente se lleva tratando desde hace siglos, pero la cuestión es: ¿en qué punto estamos? En mi humilde opinión de no experta en la materia, en pañales. Para mí sería fundamental enseñarlo desde el colegio, creo que es absolutamente vital en el desarrollo físico, psíquico e intelectual de cualquiera. Es tan fácil confundirse con ella. Creerse que uno es su mente. Y no es así aunque lo parezca. El cómo pensamos es parte de nosotros, nos define como personas, pero no somos definitivamente eso. Nuestros pensamientos son producto de muchas cosas que se nos escapan de las manos: en primer lugar nuestra familia, que nos inculcó (cómo he odiado siempre este verbo) los primeros; el colegio, y después todo lo que nos rodea, lo que nos hemos ido encontrando, pero ya bastante condicionados por todo lo anterior. No digo que no haya nada de uno mismo y libre, por supuesto y dependiendo de cada caso, pero en muchos hay fuertes condicionamientos que nos impiden crecer a buen ritmo.

Y detrás de todo eso, estás tú, un bello ser con multitud de posibilidades que probablemente no están escritas en tu pensamiento. Eso debería ser vivir, la búsqueda y rescate de ese tesoro humano, más o menos escondido, según la suerte que hayas tenido al caer en este pobre y magnífico planeta. Eso es vivir; y confieso que me encantaría ser rescata-tesoros humanos. Como tanta gente que se dedica a eso de una forma u otra. Explotaré mis recursos, encontraré la fórmula.

Qué bonito sería, qué útil, qué enriquecedor y constructivo a nivel pequeño y a nivel global, que la historia de nuestra educación empezara así: ¿Sabéis para qué sirve la mente, qué es?, vamos a hacer un juego...

3 comentarios:

Ana A. dijo...

Qué bueno niña ... es curioso ... hoy empecé un escrito en el que reflexionaba sobre el hecho de que crecí buscando tesoros, como otros niños, pero yo tras los pensamientos o las personas ... coincidencias :D

Que buena entrada ... me quedo pensando eso de que yo soy otra distinta a mi mente ... me ha gustao sip.

Besos
PD. si encuentro una historia que lei sobre eso te la mando ...

Ana A. dijo...

Aquí está ... sobre la inutilidad de dejarse llevar por pensamientos negativos, por una mente plagada de pensamientos machacantes ... sacada de la página web de "yoriento"

Imagínese que usted es el conductor de un autobús con muchos pasajeros. Los pasajeros son pensamientos, sentimientos, recuerdos y todas esas cosas que uno tiene en su vida. Es un autobús con una única puerta de entrada, y sólo de entrada. Algunos de los pasajeros son muy desagradables y con una apariencia peligrosa.


Mientras usted conduce el autobús algunos pasajeros comienzan a amenazarle diciendole lo que tiene que hacer, dónde tiene que ir, ahora gire a la derecha, ahora vaya más rápido, etc., incluso le insultan y desaniman, eres un mal conductor, un fracasado, nadie te quiere… Usted se siente muy mal y hace casi todo lo que le piden para que se callen, se vayan al fondo del autobús durante un rato y así le dejen conducir tranquilo.

Pero algunos días se cansa de sus amenazas, y quiere echarlos del autobús, pero no puede y discute y se enfrenta con ellos. Sin darse cuenta, la primera cosa que ha hecho es parar, ha dejado de conducir y ahora no está yendo a ninguna parte. Y además los pasajeros son muy fuertes, resisten y usted no puede bajarlos del autobús. Así que resignado vuelve a su asiento y conduce por donde ellos mandan para aplacarlos.

De esta forma, para que no le molesten y no sentirse mal usted empieza a hacer todo lo que le dicen y a dirigir el autobús por dónde le dicen para no tener que discutir con ellos ni verlos. Usted hace lo que le ordenan y cada vez lo hace antes, pensando en sacarlos de su vida. Muy pronto, casi sin darse cuenta, ellos ni siquiera tendrán que decirle “gire a la izquierda”, sino que usted girará a la izquierda para evitar que los pasajeros se echen sobre usted y le amenacen.

Así, sin tardar mucho, empezará a justificar sus decisiones de modo que casi cree que ellos no están ya en el autobús y convenciéndose de que está llevando el autobús por la única dirección posible. El poder de estos pasajeros se basa en amenazas del tipo “si no haces lo que te decimos, apareceremos y haremos que nos mires, y te sentirás mal”. Pero eso es todo lo que pueden hacer. Es verdad que cuando aparecen estos pasajeros, pensamientos y sentimientos muy negativos, parece que pueden hacer mucho daño, y por eso usted acepta el trato y hace lo que le dicen para que le dejen tranquilo y se vayan al final del autobús donde no les pueda ver.

¡Intentando mantener el control de los pasajeros, en realidad ha perdido la dirección del autobús¡ Ellos no giran el volante, ni manejan el acelerador ni el freno, ni deciden dónde parar. El conductor es usted.

Reportera de interiores dijo...

Hola, Anita!

Curiosa coincidencia, sí. Muchas gracias por el texto, está muy bien, es bastante gráfico!

Abrazos.