Esta mañana
olvidé que estábamos enfadados
y le sonreí.
Lo cotidiano, lo humano (y poco divino). Sentimientos, presentimientos, pensamientos y otras flores..., a veces con humor, casi siempre con amor.
18 de septiembre de 2006
12 de septiembre de 2006
6 de septiembre de 2006
Confié en ti.
Me emborraché entre tus labios.
No dudé.
Amé tus ojos
tus arrugas
tus platos rotos.
Te creí
te creí tanto....
Cómo no iba a creerte
con esa forma tuya de descoser mi infierno
como si desanudaras un hilo de seda.
No pregunté.
Bastaban tus manos
dibujando en mi cara caminos infinitos.
Te creí
hasta el mismo instante
en que la verdad te cogió por la espalda
e hizo estallar tus labios.
Destruido,
dueño de otra voluntad,
clavaste tu certeza en mi sonrisa,
y no me pude sostener;
mi ropa fue cayendo hasta tocar el suelo,
y quedó desinflada,
sin mí.
No sé por qué rendija,
por qué agujero del tiempo
escapé.
Pero tú ya tampoco estabas allí
se había roto tu frente
se había vuelto de corcho tu lengua.
Me emborraché entre tus labios.
No dudé.
Amé tus ojos
tus arrugas
tus platos rotos.
Te creí
te creí tanto....
Cómo no iba a creerte
con esa forma tuya de descoser mi infierno
como si desanudaras un hilo de seda.
No pregunté.
Bastaban tus manos
dibujando en mi cara caminos infinitos.
Te creí
hasta el mismo instante
en que la verdad te cogió por la espalda
e hizo estallar tus labios.
Destruido,
dueño de otra voluntad,
clavaste tu certeza en mi sonrisa,
y no me pude sostener;
mi ropa fue cayendo hasta tocar el suelo,
y quedó desinflada,
sin mí.
No sé por qué rendija,
por qué agujero del tiempo
escapé.
Pero tú ya tampoco estabas allí
se había roto tu frente
se había vuelto de corcho tu lengua.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)