12 de septiembre de 2006

Sacrificio,
después de años
de darte esquinazo,
me topo contigo
de frente
y no sé si abrazarte
o darme la vuelta
y seguir corriendo.

Me asustan tus ojeras.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Si pudiera, o supiera, colgaría aquí una foto mía para demostrar que unas ojeras pueden dar miedo. Más de una vez he visto la expresión, cercana al horror, que provocan mis manchas oscuras de guerrero trasnochado.
En fín, tu poesía me gusta, Ana, pero como es muy triste, hago una payasada prosaica y así me inmunizo para no meterme en el mundo al que me llevarían esos versos. Me alegra saber que hay gente más seria, y sensible para la poesía, que lee tu bloc-blog. Besos con prisa que mañana trabajo por la mañana y mira tú que hora y todavía no me he tomado un trocito de bizcocho de zanahoria que está riquísimo que venden en ecocentro y que me lo tomo con soja y bambú.