16 de abril de 2015

Habitar la calma

Escuchar Radio Clásica por la noche. La Hora Azul. Se para el tiempo. Otro ritmo entra en tu casa y en tu piel. De repente no hay guerras, ni violencia machista, ni corrupción hasta los huesos. Sólo una música que te devuelve a ti. Incluso las voces. El locutor, los invitados. Me encanta escucharlos y sentir que habito en otro planeta.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Hoy he recordado un poema tuyo que leí hace casi 10 años. Abrí la nevera y allí estaban tus melocotones, libres y frescos en este verano aplastante de calor. Quizás no me recuerdes. Soy María. Coincidimos en algún taller, en algún momento, en algún lugar de Madrid y un día nos tomamos una caña en la plaza de Alonso Martínez. He recorrido en sentido inverso todas tus entradas, hasta ese día, hasta ese poema. Así, misteriosa es la memoria.
Ha sido un placer recorrer a través de tus palabras todo este tiempo.
Un abrazo emocionado. María

Me gustan las fruterías fruterías
Esas en que la fruta
y las verduras son libres,
no están encogidas entre corcho y plástico.
Y unas cuantas zanahorias en rama
pueden acariciar levemente a las lechugas de al lado,
mientras una manzana starking
se aleja con disimulo del montón
y flirtea con un melocotón tímido,
que no se atreve a ser la oveja negra.

Reportera de Interiores dijo...

Jo, María,cómo se me ha podido pasar contestar tu mensaje tan bonito!! Ay..., la verdad es que el verano me aplastó bastante, sí, y las neuronas se me debieron freír.

Claro que me acuerdo de ti y es todo un lujo leer que has recorrido mis entradas, ahora que no escribo apenas y por tanto casi nadie me lee...

Fue un taller en el que aprendí mucho y recuerdo muchas veces cuando estoy escribiendo, o al menos algunas :).

Te mando otro abrazo enorme, María (y te escribiré mail por si ya no llegas a leer esto)