14 de mayo de 2008

Esto no es un poema

Sólo una confesión.
Hace año y medio estaba trabajando en el departamento de contabilidad de un bufete. Si me hubieran preguntado cuál era mi sueño al revés, podría fácilmente haber sido ese. Me sentía en una cárcel sin barrotes. Creía imposible llegar a hacer lo que me gusta, incluso intentarlo.

Hoy, sin estar viviendo todavía de ello, he hecho bastantes cosas y muchos avances, uno último más continuado que probablemente sea una buena base para sostenerme en el futuro.

Todavía me parece mentira y esta tarde estaba muy contenta, con ganas de gritarlo a los cuatro vientos, así que lo escribo a los cuatro blogs... Y ahora, además, quiero animar a todo el mundo, de verdad, bueno, a este minúsculo mundo que me lee, pero con que siembre una semillita me conformo. Sé que suena manido, pero nunca hay que abandonar un sueño, hay que buscar la forma de darle de comer, aunque sea poco a poco, sin riesgos excesivos si se puede, pero cuidarlo, mimarlo, no odiarlo porque es la parte que nos impide ser felices. Yo aproveché mi crisis de los precuarenta para dar el giro, no soportaba verme a esa edad tan fuera de mi lugar, del lugar que yo sentía que era el mío. Era como si cada vez que tenía que decir que trabajaba en contabilidad, me hubiera equivocado de película, de papel, era como una broma macabra del destino.

Gracias a la vida y ánimo a todos.

No hay comentarios: