El otro día se me apareció esta frase:
"Enciendo mi sombrero...",
pero no le encontraba sentido,
sin embargo me hacía sentir increíblemente bien. Sin saber por qué. Y seguí buscando, insistiendo, aunque pensaba al mismo tiempo que era un poco absurda.
Y hoy al fin,
ENCIENDO MI SOMBRERO
y se iluminan las habitaciones de mi mente.
Te encuentro en un rincón,
agazapado,
intentando esconder las manos,
llenas de respuestas.
Qué niño sigues siendo...
Ahora no me cabe ninguna duda:
fuiste tú quien volvió a apagar la luz.
Enciendo mi sombrero
y cantan las luciérnagas en la solapa de mi abrigo.
Sonrío,
no sé si por dentro o por fuera.
Se han despertado mis hilos conductores
y estoy otra vez, técnicamente viva.
1 comentario:
¡Es precioso! Me gusta tu hilvanar imágenes y habitarlas de emociones.
Saludos
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