12 de abril de 2012

Error de cálculo

Confundiste la forma con el fondo.
Los dulces rostros de princesas
con el suave tacto de un alma generosa.

Ya, tú no tienes la culpa,
tal como ellos te miraban parecía que eso bastaba.
Sí, la culpa no es tuya…
Pero han pasado ya unos años,
unas décadas…,
y el tacto de tu alma
sigue pareciéndose muchas veces más al cactus
que a la seda.

Ya es hora de aprender
que la belleza no es amor, princesa,
y que lo que tú llamas tu palacio de cristal
no es más que la vistosa cárcel
donde cumples muy dignamente tu condena.